El bailaor y la bailaora, a través de su cuerpo lo expresan todo: pasión, dolor, enamoramiento, sufrimiento, coqueteo, juego, alegría, sensualidad, nostalgia, libertad...
Todo en el cuerpo del intérprete expresa, todo el cuerpo se recoge si el dolor es muy intenso y se vuelve gigante cuando quiere comunicar al mundo una alegría.
Técnica, belleza y expresión se unen de forma magistral en este arte en el que no hay parte de nuestro cuerpo que se muestre ajena al sentimiento que de él emana.
Las manos, símbolo femenino del baile flamenco por excelencia, hablan por sí solas, lloran, gritan, arrancan el corazón o suenan y cantan con palmas y chasquidos cuando están contentas.
El flamenco se baila en dos sentidos, a tierra y a cielo, siendo la cintura la frontera de ambos y provocando, la diferencia de sentidos la grandeza en la interpretación.
Las manos se ubicarían en el “baile de cintura para arriba” naciendo en principio como un movimiento elegante, delicado, femenino y primoroso cuya misión principal era adornar aún más el baile de la mujer. Hay que mover las manos “como palomas” es una frase muy utilizada en la enseñanza.
Sin embargo, aunque las manos tienen vida propia y son capaces de transmitir por sí mismas sentimientos y emociones además de embellecer enormemente la figura de la bailaora, la armonía entre cuerpo y manos sólo se consigue con una buena colocación de brazos.
Las manos, unidas a los brazos en los extremos se enriquecerán enormemente de sus movimientos rematándolos adecuadamente y en sintonía con la ejecución y con el motivo de la interpretación.
Para hacer un trabajo limpio, preciso y de calidad es necesario conocer las posiciones de los brazos, saber situarlos y moverlos, llevarlos de una posición a otra con naturalidad y, por supuesto, saber cuándo hacer prevalecer el arte sobre la técnica, si el momento del baile (recogimiento, remate, desplante, etc.) así lo requiere.
Como extremo final del conjunto cuerpo-brazo-mano son las manos las encargadas de liberar la energía que se concentra en el acto artísticocomunicativo.
Es por lo tanto muy importante conocerlas en detalle anatómicamente y aprender, a partir del trabajo práctico en clase, como fluye la energía a través de ellas.
El movimiento y la segmentación de los dedos, el giro de muñeca en ambas direcciones, la tensión y relajación que se debe imprimir según necesidad, son características que solo se aprenden con la práctica reiterada y la instrucción de un buen maestro.
Son muchos los movimientos de manos que, a través de grandísimos bailaores y bailaoras, han quedado como tradicionales en el baile flamenco:
- Sin despegar los dedos para los hombres.
- o despegando solo dos (índice y corazón) para los hombres y muy típico en La Gran Bailaora Pastora Imperio que los usaba con giro de mano abajo y adentro.
- Formando círculo con corazón y pulgar las mujeres.
- Caracolas o tirabuzones.
- Otras formas como: cogiendo puñaítos, llamando a alguien, con la mano abierta como despedida, completamente tensa como desplante, etc.
“Sube los brazos sobre la cabeza como si fuese a bendecir el mundo.
Los hace serpentear trenzando las manos,
que doblan las sombras sobre las sombras de sus ojos.”
(…decían de La Macarrona)…esto es sólo un poquito de LAS MANOS EN EL FLAMENCO.
Susana Gil
Profesora de Flamenco en Fluxus
Titulada Superior en Pedagogía del Flamenco
Fotografía: Rosa Díaz
Fotografía: Rosa Díaz